jueves, 18 de junio de 2009

De la mujer sometida a la mujer sexual

El mundo ha dado un giro inesperado, dejando los prejuicios sociales de lado y dándole a la mujer importancia y homogeneidad frente a la sexualidad, lo que conlleva a la desinhibición de muchas mujeres que creen en la vida sexual sin tabúes ni compromisos, ya no tienen temor de ser juzgadas o rechazadas; las mujeres pueden darse la oportunidad de sentir placer y de utilizar su cuerpo sin el consentimiento de terceros, ya no es difícil encontrar a una mujer que se dedica a disfrutar del sexo y que no le importa exhibir su belleza para provocar a los hombres.

Alrededor del siglo XIX, el papel de la mujer estaba enmarcado en la vida familiar, debía cuidar de sus hijos y de su esposo, quien controlaba su vida, además no podía disfrutar del sexo, por el contrario era necesario que contara con ciertos valores como la prudencia, la humildad, la obediencia y el perdón, que implicaba la aceptación de las infidelidades del esposo.

Para que la práctica sexual de la mujer fuera aceptada, necesitaba estar casada, de no ser así sería considerada como impúdica y pecadora, pues estaba en la obligación de guardar su castidad hasta el matrimonio o atentaría contra la honra varonil.

Después de la Primera Guerra mundial, las mujeres comenzaron a ingresar a lugares de producción fabril en Europa y Estados Unidos, lo que causó cambios en las costumbres, en las relaciones sociales y en el sexo. Ya las mujeres dejaron atrás sus largos vestidos por ropa cómoda, se recogían el cabello y su comportamiento era descomplicado.

A pesar de la liberación sexual que ha logrado la mujer, los sentimientos siguen siendo importantes para ella a la hora de tener relaciones sexuales. Las mujeres suelen preferir más las caricias que el mero acto sexual, ya que el sexo liberado que no implica sentimientos, es una satisfacción para el hombre, pero no corresponde a los deseos femeninos.

Sin embargo, es claro que las mujeres, gracias a la libertad de costumbres de la que gozan actualmente, ya no se enfatizan exclusivamente en la vida sentimental, ellas han dejado de mostrarse recatadas con respecto a la infidelidad, además ser virgen ya no se considera un requisito para acceder al matrimonio.

Según, Pilles Lipovetsky “el 6% de los hombres casados y el 3% de las mujeres casadas confiesan haber tenido una relación extraconyugal a lo largo de 12 meses. En segundo lugar, ellas reconocen, por término medio, haber tenido a lo largo de su vida menos compañeros sexuales que los hombres”. [i]

Ésta encuesta demuestra que las mujeres tienen aventuras sexuales sin estar enamoradas en menor grado que los hombres, además tienen mayor temor de aceptar las relaciones sexuales sin amor.

El mundo contemporáneo le da paso a la mujer sexual, quien puede gozar del placer sin temor al rechazo social. Incluso la pornografía es bastante observada por mujeres, aunque está dirigida, en gran medida, al público masculino. Los escritos eróticos y las películas que implican sensualidad, son de preferencia femenina a la hora de hablar de pornografía, porque el sexo duro no es lo que ellas quieren.

Según la Psicóloga y trabajadora social Gloria Doria del Hospital La María, “que las mujeres se muestren molestas ante el hecho de tener relaciones sexuales sin amor, puede parecer un problema psicológico si se confronta con la época actual, donde todo es muy normal, lo que puede ocasionar trastornos sexuales femeninos, acompañados de la pérdida del deseo, falta de excitación y dolor sexual”.

Esta clase de problemas puede llegar a ubicar al sexo femenino en una posición opuesta al acto sexual, algo que se ha convertido en una de las preocupaciones más comunes de la mujer totalmente moderna y complementada con la nueva visión de la sociedad.

Los avances en la investigación y el establecimiento de la sexología como disciplina separada, los cambios sociales y las corrientes culturales han llevado a la mujer a un mayor conocimiento, un nuevo ejercicio de su sexualidad y muchas veces a expectativas irreales.

Sin embargo, no todo es positivo con respecto a la liberación que ha logrado la mujer en el ámbito sexual, debido a que todavía existen las creencias equivocadas y los traumas sexuales, sobre todo en la infancia y juventud, por la falta de información y por la impartición de conocimientos equivocados que determinan la percepción de la sexualidad sana; algo que en el pasado no era tan llamativo y que no se le prestaba tanta atención, pero que para la mujer de hoy en día, determina sus relaciones sexuales y su vida social.

En el planeta hay muchos arquetipos de “mujeres-conducta” con sus desafíos particulares. La mujer moderna y occidental ha avanzado enormemente en lo que se refiere al sexo y rompe definitivamente con el pasado que la quiere casada, cuidando el hogar y teniendo hijos. La pregunta clave es: ¿La mujer sigue atada al varón emocionalmente y valorándose así misma desde su maternidad?

[i] Pilles Lipovetsky, La Tercera mujer, Barcelona, Anagrama 2003.


BIBLIOGRAFÍA
Nueva Historia de Colombia vol. IV, Jaime Jaramillo Uribe, Alvaro Tirado Mejía, Jorge Orlando Melo, Jesús Antonio Bejarano, Planeta colombiana Editorial SA, 1989.
La liberación sexual de la mujer, Rose-Marie Muraro, ATE, 1975.
La tercera mujer, Gilles Lipovetsky, Anagrama, 2003.

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