Por casualidad y por curiosidad, asistí ayer a un evento de presentación de los videos musicales del albúm Ojos de Asfalto, realizado por diferentes grupos de rap de las comunas de Medellín.
En el evento participaron varios hoppers, quienes demostraron su talento y la capacidad de hacer crítica social.
Esto gracias al proyecto “De las mediaciones globales a las resignificaciones locales” realizado con jóvenes del hip-hop en Medellín, acompañado de talleres de video clip.
Aunque el hip-hop no está dentro de mis preferencias de géneros musicales, admiro el contenido social de sus canciones, esa capacidad de expresar su inconformismo de una manera artística y de revelar unas cuantas verdades de nuestro país.
Proyectos como este son los que deben llevarse a cabo para tratar de acabar con los conflictos y con la violencia, porque muchos jóvenes tiene la posibilidad de aprender y de salir adelante, aprovechando sus habilidades.
Tal vez esto no solucione todos los problemas de nuestro país, pero por lo menos es una opción más acertada que invertir millonadas en la guerra como lo ha hecho el gobierno, que lo único que ha logrado es generar más desplazamiento, desempleo, pobreza y violencia.
Inversión social es lo que necesitamos, proyectos que respalden el arte, la cultura y la educación.
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