miércoles, 6 de enero de 2010

Algo sobre Camila

Al parecer Camila ha vuelto a tener tiempo libre para pasarlo conmigo. Me saca de una bolsa en la que me ha introducido su madre para protegerme del polvo. Ya no recuerda en qué página había quedado la última vez, por eso comienza de nuevo.
A ella le gusta leer en voz alta, en la soledad de su cuarto. Repite las palabras que llevo plasmadas en mi interior; después de llevar varias páginas, se acerca su madre, que al parecer estaba escuchando a Camila, le pregunta qué clase de libro es ese y emite un discurso moralista que nada tiene que ver con mi contenido y que sé que a Camila no le interesa.
La subversión del pensamiento de Camila, es para su madre, el resultado de la vida universitaria. Tantas lecturas revolucionarias, los compañeros de pelo largo, piercings y tatuajes, deben ser los que la llevan a ese mundo de perdición, la alejan del ser superior que deben adorar los humanos o la música de locos que su madre ataca con las predicaciones y canciones del canal evangélico.
Camila es la decepción de su madre, ella pensó que iba a ser una buena hija, que podría contar con ella, que sería una mujer conservadora, que tendría como fin último casarse y tener hijos, que aprendería a cocinar y a limpiar la casa para atender a su esposo en un futuro.
Una discusión más que al final no llevó a ningún acuerdo, Camila no va a dejar de leer, escuchar música, salir, ni muchos menos estudiar porque a su madre le parezca que lo mejor es el desconocimiento, estar encerrados en una bolita de cristal de color rosa que no deja ver lo que hay afuera y su madre no va cambiar de opinión respecto a sus pensamientos conservadores, porque según ella así se vive mejor.
Camila vuelve conmigo, continúa recorriendo mis páginas, creo que a mi lado se siente mejor.

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